Como es habitual en estos días nuestros
gobernantes nos desean prosperidad y felicidad para el próximo año. Pero
algunos pensamos que es mejor que no nos quieran tanto, que ya nos
encargaremos cada uno de nuestra felicidad, que se limiten a garantizar
los mínimos de justicia para alcanzarla. No se trata de desear sino de
exigir un 2018 más justo, reclamando que «nuestro» Gobierno central se
comprometa a devolver lo sustraído a quienes pagaron los platos rotos de
la crisis, a pagar la deuda social que nos debe.
No sean
ingenuos, no se crean que la crisis vino porque nos atrevimos a vivir
por encima de nuestras posibilidades. Decir eso es puro cinismo. El mal
vino de los prestamistas europeos que dieron dinero a mansalva a
nuestros bancos y cajas sin controlar sus inversiones. Cuando perdieron
su dinero, exigieron su devolución. ¡No haber invertido! Nuestro
Gobierno tragó y nos obligó a pagar con dinero público las pérdidas
privadas. Para arreglar este desatino forzaron una política de
austeridad que aumentó, y lo sigue haciendo, la desigualdad social en
España, degradando la educación y la sanidad pública, ignorando a los
vulnerables y dependientes, rebajando los salarios y las condiciones
laborales hasta la miseria. Que tener trabajo no implique salir de la
pobreza, es algo que no esperábamos volver a ver nunca más. A las
puertas del nuevo año lo único que tenemos es la carta del rey Montoro
exigiendo más sacrificios. El próximo año nos traerá más empleos
precarios y mayor austeridad y desprotección. Por supuesto, siempre para
los mismos.
Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo (29/12/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo:
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/2018-mas-justo_1117775.html