viernes, 31 de marzo de 2017

Posverdad

Hoy hablamos de verdades y mentiras, de cómo se pueden construir mentiras y convertirlas en verdades a base de repetirlas. El mecanismo es sencillo: se busca una mentira en la que muchos desean creer porque coincide con sus prejuicios e intereses y, desde ahí, se elaboran los presupuestos de un gobierno, se justifica una invasión, se construye un muro o se niega el cambio climático.
En política se utiliza el término para indicar que en las elecciones se apela más a las creencias personales que a la verdad, más a las emociones que a los hechos objetivos. No se trata de que sea cierto lo que se diga o se prometa, sino de que se crea, se sienta, cierto. Se calcula que el 70% de lo dicho por Donald Trump en la última campaña electoral de Estados Unidos era mentira. Ganó.
Siempre ha habido en política mentiras y medias verdades, pero la palabra se refiere a que ahora se convierte en un uso habitual lo que antes era un abuso, en normal lo que era inmoral. Sin embargo, hablar de posverdad es peligroso, contraproducente, porque acaba justificando aquello que quiere denunciar. Si bien describe la manipulación populista en cualquiera de sus formas, y sea quien sea quien la utilice, erosiona aún más la actual quiebra democrática.
EL PREFIJO pos- introduce la idea de que aquello que queda atrás, la verdad en este caso, está ya superada, deja de ser relevante, ya no importa. Traten de aplicarlo al caso del deterioro sanitario o al aumento de la pobreza y verán que sin la referencia a la realidad, sin unos hechos que podamos compartir y medir, la democracia no tiene sentido.
Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (31/03/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/posverdad_1060128.html

viernes, 24 de marzo de 2017

Misión de la universidad

El otro día releía Misión de la Universidad de José Ortega y Gasset en la excelente edición del profesor Santiago Fortuño. Es una lectura obligatoria para entender qué es y qué debería ser la universidad como servicio público. No solo anticipa los males que en la actualidad nos socavan, sino que presenta algunas soluciones que siguen siendo válidas para entender y valorar qué son y para qué sirven las universidades. Una reflexión necesaria si queremos prepararnos y estar altos de moral para enfrentarnos a los nuevos retos. De lo contrario, según sus palabras: «cuando el régimen normal de un hombre o de una institución es ficticio, brota de él una omnímoda desmoralización. A la postre se produce el envilecimiento, porque no es posible acomodarse a la falsificación de sí mismo sin haber perdido el respeto a sí propio». Por supuesto que el cometido de la universidad tiene que ver con la profesionalización y con la investigación, pero ambas tareas no son nada sin que profesionales y científicos sean capaces de vivir a la altura de los tiempos, andar con acierto en la selva de la vida, conocer la topografía de la sociedad en la que viven y a la que sirven. Y para ello hace falta la transmisión de la cultura, entendida por Ortega como el sistema vital de ideas que nos permite ver y entender el mundo que nos rodea.

Si queremos renovar nuestro compromiso social haríamos bien en recordar esta triple función y que el objetivo último de la universidad no es otro que intervenir en la actualidad o, como diríamos hoy, la transformación social. Esta es nuestra responsabilidad.

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (24/03/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 

http://www.elperiodicomediterraneo.com/m/noticias/contra/mision-universidad_1058505.html


viernes, 17 de marzo de 2017

Economía colaborativa

Podría haber sido una auténtica revolución para la economía, una transformación radical de nuestra forma de vivir y trabajar. Piensen por un momento que no sea necesario adquirir un bien para poder disfrutarlo, que si queremos ir a tal o cual sitio solo es necesario decirlo para poder compartir el coche o la casa para nuestras vacaciones. Una economía basada en la ayuda mutua, en la reciprocidad. Internet permite que esta coordinación sea posible en todo momento y lugar del mundo. El poder de la sociedad civil en toda su expresión.
Pero esta revolución ha quedado en nada o, peor aún, en una nueva forma de explotación laboral y destrucción de empleo. Por no hablar de la ruina de los barrios tradicionales y, con él, del derecho al descanso de sus vecinos. En vez de una economía participativa hemos logrado una nueva forma de capitalismo, el capitalismo de plataformas, que está minando sectores como el transporte o el turismo. Se abaratan los precios, sí. Pero mientras estas plataformas, ya compradas por las multinacionales, valen miles de millones, se deterioran las condiciones laborales y se fomenta el fraude fiscal. Pregunten dónde pagan sus impuestos.
Es urgente una regulación jurídica que trate por igual a unas empresas y otras, que integre esta nueva economía en nuestro estado social de derecho. Pero más urgente aún es comprender que el intercambio entre iguales no debe ser un negocio y que los negocios solo son legítimos si todos acaban ganando. También aquellos que no pueden negociar porque nada tienen para intercambiar.
Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (17/03/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/economia-colaborativa_1056986.html

viernes, 10 de marzo de 2017

Sobre las mujeres

Inequidad e iniquidad son dos palabras que parecen iguales, pero no lo son. La situación de las mujeres, recordando el Día Internacional de la Mujer celebrado esta semana, nos permitirá apreciar esta diferencia. Una situación que nadie duda en catalogar de injusta. No caben más datos, cifras y estadísticas para mostrar una verdad que duele: la desigualdad en la distribución de recursos y oportunidades entre mujeres y hombres ha sido y sigue siendo pavorosa. Este es el significado de la palabra inequidad: desigualdad o falta de equidad. Una discriminación que reclama de los gobiernos una respuesta rotunda.
Pero no estamos solo ante una cuestión de gobiernos, de políticas y de leyes, que bien necesarias son. También es una obligación moral, es responsabilidad de la sociedad civil. La palabra iniquidad se refiere más bien a la inmoralidad, a la maldad o perversión de quien promueve y se sirve de la desigualdad existente entre el cumplimiento de los derechos humanos en mujeres y hombres. Esta lacra que condena a nivel mundial a más de la mitad de las mujeres a estar fuera del mercado laboral, alejándolas del trabajo remunerado y convirtiéndolas en personas dependientes, social y económicamente, tiene sus beneficiarios. Detrás tenemos individuos que sustentan así su dominación; mercados que ganan mucho dinero manteniendo la imagen de la mujer como objeto de consumo; empresas que se benefician de las diferencias salariales. Llamar ideología de género a la denuncia de esta cultura machista y a la búsqueda de soluciones reales, es solo, y una vez más, puro cinismo. No es inocuo, es inicuo.
Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (10/03/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/mujeres_1055314.html

lunes, 6 de marzo de 2017

Simona Levi al VIII Cicle de conferències “La democràcia avui: noves tecnologies i transformació social”

Des del Departament de Filosofia i Sociologia i el Màster en Ètica i Democràcia, continuem amb el cicle de conferències La democràcia avui: noves tecnologies i transformació social.

En la segona sessió d’aquest espai reflexiu ens acompanyarà Simona Levi (activista i fundadora del grup Xnet), que ens parlarà de Xnet: tecnopolítica y lucha contra la corrupción, el dia 6 de març de 13:00-15:00h. en la Sala de Fraus Germà Colón de la FCHS.

Simona Levi compta amb una dilatada experiència activista que en els últims anys s'ha centrat en la cultura lliure, la democràcia digital i l'ús estratègic de les eines digitals per a l'organització tecnopolítica. Iniciadora de projectes com Xnet i 15MpaRato, ha participat activament en el 15M, en els moviments per al dret a l'habitatge i l'ús de l’espai públic. Des de 2017 dirigeix ​​el Màster de la Universitat Pompeu Fabra "Drets civils, tecnopolítica i cultura digital - Béns comuns, democràcia i comunicació en l'era de la informació" i és coautora de l'assaig Cultura lliure digital. Nocions bàsiques per defensar el que és de tots i totes. Barcelona: Icaria, 2012.

Més informació: http://eticaydemocracia.uji.es/ciclo-de-conferencias-la-democracia-hoy/

Twitter: @EticaDemocracia


viernes, 3 de marzo de 2017

El valor de la universidad

Aceptamos que estamos en la sociedad del conocimiento, que el saber es hoy el principal factor de producción, el que mueve la economía y el progreso social. Una economía donde ya se acepta que no solo cuentan los números, que también las ideas constituyen factores esenciales de la competitividad, la innovación y la creatividad. Un progreso que tiene en la justicia y en la sostenibilidad su razón de ser.
Desde estas premisas es fácil comprobar la importancia de la universidad como principal fuente para la generación, enseñanza y transferencia de este conocimiento. La conferencia de rectores afirma que la universidad debe asumir un papel protagonista en los procesos de desarrollo humano, llevando a la práctica nuevas estrategias para construir una sociedad más justa. Modernizar la universidad significa prepararse para contribuir a la construcción de un nuevo modelo social, incorporándolo en su modelo formativo y en su investigación.
Pero si bien somos conscientes del valor de la universidad, parece que no lo somos tanto de que es su autonomía la que posibilita esta generación de conocimiento, su motor y razón de ser. Y para que tengamos autonomía, hace falta independencia económica y política. Las universidades trabajan con unos presupuestos paupérrimos. Por supuesto que debemos buscar mayor financiación externa. Por supuesto que debemos responder mejor de cada céntimo gastado. Pero los políticos deben dejar de pensar en la universidad como un pasivo y pasarla a la columna de activos. Esa es su responsabilidad y ese nuestro futuro.
Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (03/03/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/valor-universidad_1053841.html