El desprecio es una actitud que comporta la falta de reconocimiento y la
negación del valor de una persona, institución o colectivo. La reacción de
quién se siente y sabe despreciado es la rabia y la indignación. Ambas emociones
son desastrosas para la credibilidad de nuestra Autonomía. ¿En qué somos
inferiores los valencianos?
Me refiero a los presupuestos particulares --perdón, generales-- del
Estado. Una vez más nuestra Comunitat ha quedado marginada. El segundo recorte
mayor en toda España, en Castellón las inversiones han caído un 51%. Mientras
el Gobierno gasta 185 euros por ciudadano, a nosotros solo nos llegan 119.
Somos los últimos de la cola. Nadie recibe menos.
Los políticos se reúnen aquí para una acción conjunta, veremos que votan
después en Madrid. Los empresarios hablan del escaso peso valenciano y del
menosprecio con el que nos manejan. Hablan de ningunear, expresivo verbo. Los
sindicatos se preguntan qué hemos hecho los valencianos para merecer esto.
La respuesta es que
hemos hecho muy poco, por no decir nada, para hacernos valer y respetar.
Estamos recogiendo los frutos de una falta de identidad, de una indolente
voluntad común, mantenida durante décadas y décadas. Mientras otras comunidades
luchaban por lo suyo, nosotros nos dedicábamos a pelearnos entre nosotros,
siempre pendientes de quedar bien ante Madrid. El desprecio político con el que
nos tratan no significa otra cosa que la falta de poder. Viendo el peso que
tenemos en votos, habrá que pensar cuál ha sido nuestra cuota de
responsabilidad.
Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (07/04/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico
Mediterráneo:
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/presupuestos-extractivos_1061564.html
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