sábado, 12 de diciembre de 2015

Precariado


Ya estamos de nuevo en elecciones. Una buena ocasión para hablar de una nueva clase social que puede decidir el sentido de las votaciones, cambiar las refritas encuestas. Hasta hace muy poco tiempo ser mileurista era lo peor que podía pasar cuando se tenía un empleo. Hoy en día es casi una bendición, un sueño para muchos trabajadores. Pueden pensar que soy un exagerado. Pues vean un ejemplo: según los últimos datos, de hace apenas dos semanas, más de un tercio de los 1,8 millones de asalariados valencianos cuenta con un sueldo inferior al salario mínimo interprofesional, apenas llegan a los seiscientos euros. Y lo increíble es que el dato no es de ningún partido político, ni proviene de los sindicatos o de los movimientos de protesta. Es de Hacienda.

Muchos de ustedes conocen bien el significado de estas cifras. Saben de la frustración permanente por no encontrar trabajo, de la inseguridad que provoca la temporalidad, del miedo a salir por la mañana con empleo y volver a casa sin él, de la rabia de no poder pasar el mes aunque se trabaje todo el día. En otras épocas esta situación solía acabar en luchas y manifestaciones, hoy en pastillas para la depresión y la ansiedad. Se ha repetido en esta columna que la única salida para nuestra democracia pasa por la educación y por la participación, que la falta de ambas es la forma más poderosa de exclusión social. Si el 25,8% de las personas entre 15 y 29 años en nuestro país ni estudian ni trabajan, ¿dónde aprenderán que su futuro depende de su capacidad para asociarse? ¿En la televisión?

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (5/12/2015)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/precariado_966471.html

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