La
democracia es mucho más que los partidos políticos. Imagínense la democracia
como una balanza. En una parte tenemos a los políticos y a sus partidos,
elecciones, parlamentos, directores generales, etc. Es decir, la política. En
la otra, a los ciudadanos con sus asociaciones y organizaciones: hospitales,
empresas, universidades, organizaciones cívicas y solidarias, movimientos
sociales, iglesias, sociedades, etc. Lo que llamamos sociedad civil. Pues bien,
la democracia funciona cuando la balanza está equilibrada. Todo lo contrario a
la situación actual.
Los
políticos han ido ocupando todos los espacios que hemos ido dejando en nuestra
retirada al ámbito privado. Se reparten el poder judicial, controlan los medios
de comunicación, se sientan en los consejos de las principales empresas, eligen
a los directores de nuestras escuelas, hospitales y, pronto, de nuestras
universidades. Unos partidos que internamente no funcionan democráticamente,
que no responden de sus incumplimientos ni de sus actuaciones. Aún estamos
pagando su intromisión en las Cajas de Ahorro.
Si
queremos salir de la crisis debemos aprender una lección básica: la democracia
va más allá de la acción de los políticos. Es la sociedad civil quien tiene la
responsabilidad de cambiar la situación, incluso a los propios partidos
políticos. Ellos no lo harán ni ahora ni nunca por sí mismos. Nuestra crisis no
es tanto una crisis de valores, como una crisis de valor, en el sentido
original de valentía, de fuerza. Es el resultado de una sociedad civil desorganizada
y desmoralizada. Pensemos, por ejemplo, en la desaparición de Canal 9.
Domingo
García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (07/02/2015)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo:
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