La clausura del VIII ciclo
de conferencias “La democracia hoy: Nuevas tecnologías y transformación
social”, celebrado este lunes 8 de mayo de 2017, ha contado con la participación
de Domingo García-Marzá, catedrático de ética y comisionado para la
responsabilidad social universitaria de la Universitat Jaume I, quien ha
propuesto y defendido una nueva concepción de democracia participativa capaz de
luchar contra la actual desafección política y recuperar el vigor perdido a
través de una democracia de doble vía.
Durante la conferencia, titulada “Democracia: el poder
transformador de la sociedad civil”, García-Marzá ha profundizado en la actual
desafección democrática, concretando en qué consiste y cómo se ha producido.
Entre otras cosas, ha señalado que nos hallamos en un momento de colapso por la
falta de estima hacia las instituciones políticas. La gente se cree la
democracia, le parece deseable, pero no se cree sus administraciones. Éstas han
perdido su sentido de existir, su credibilidad.
Posteriormente, García-Marzá ha reflexionado sobre tres de las propuestas más relevantes que se han ofrecido para intentar salir de esta situación: la neoliberal, que apuesta por más mercado y menos Estado; la conservadora: que opina que las cosas están bien como están y que tocar algo puede ser contraproducente; y la radical, que entiende que para salir de esta crisis es necesario extender la participación democrática a la sociedad civil, ya que ésta tiene poder transformador de la realidad. En este sentido, García-Marzá apuesta por una salida radical de la crisis a través de la creación de nuevos espacios de participación dentro de la sociedad civil.
Partiendo de este punto de vista radical, García-Marzá se ha introducido en el concepto
de sociedad civil a partir de la idea de una democracia de doble vía, entendida
ésta como una complementación entre el Estado y la sociedad civil. Para
García-Marzá, poder es la capacidad de definir y satisfacer intereses, de
generar sentido, de definir en este caso concreto qué significa democracia. Y
ese poder no está en manos del Estado, sino de la sociedad civil. Por ello, es
necesario buscar, crear y potenciar espacios públicos en el interior de las
instituciones que estén interconectados, que sean inclusivos, que integren a
todos los grupos de interés, y que velen por el acontecer y cumplimiento de los
intereses generales. Esta democracia de doble vía permitiría, según
García-Marzá, una estructuración institucional de la sociedad civil capaz de
recuperar la fuerza inherente a la participación y dar cuenta de nuestras
capacidades para actuar.
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