sábado, 18 de diciembre de 2010

La democracia hoy


La libertad política de la ciudadanía no es ni ha sido pensada, desde los tiempos de la Grecia clásica, como separable de la dimensión participativa en los asuntos públicos. A los ciudadanos de una democracia se les presupone la posibilidad de participar en los procesos de decisiones y para ello se establece la representación como un mecanismo central de constitución del poder político. Sin embargo, en los últimos años se observa como decae, alarmantemente, el número de afiliados a partidos políticos de masas, como desciende el número de votos durante los días de elecciones o incluso, como sucede en el caso de España, como los representantes políticos se erigen como la tercera mayor preocupación de los ciudadanos de a pie. Estas y otras tendencias parecen mostrar que las democracias representativas occidentales están ante cierta pérdida de legitimidad o al menos parece que sus principales pilares soportan hoy peor el conjunto del edificio democrático. A ello cabe sumar una sensación extendida entre la ciudadanía que apunta a la inutilidad, y al desinterés, de todo aquello vinculado con la “política” que no es entendida como un ámbito de acción vinculado a la ciudadanía sino como un ámbito específico de manipulación de unas élites concretas. La libertad política no parece existir y se extiende la idea de que únicamente se escoge y elige en las reducidas posibilidades que ofrece el mercado. Expulsar a uno u otro concursante de los reality shows más populares se convierte en el “único” espacio de libertad y de decisión ciudadana.

Observar estas tendencias que, sin duda, se dan de alguna forma lleva a que algunos pensadores concluyan que nos encontramos ante una era postdemocrática. Una era que se aleja, a pasos agigantados, de situaciones ideales del pasado donde la democracia representativa estaba mejor arraigada, más consolidada y con unos pilares sólidos que sostenían la construcción democrática ante cualquier posible terremoto por llegar. Estos autores que apuntan a los rasgos más negativos de las democracias actuales y que ponen el dedo en la llaga de muchas problemáticas que se deberán tener muy en cuenta, encuentran, sin embargo, una visión contrapuesta por parte de otros teóricos como J. Keane o P. Rosanvallon que consideran que lo que realmente está cambiando es la forma de entender la democracia, así como las formas y posibilidades de la participación ciudadana. Para estos autores, que trabajan separadamente y que nos proponen dos nuevos conceptos para entender la democracia actual –monitory democracy y counterdemocracy respectivamente- nos encontramos ante nuevos retos y posibilidades de participación y en ello ha desempeñado un papel esencial el desarrollo de las nuevas formas de comunicación, especialmente el nacimiento y consolidación de Internet. Estos autores exploran las nuevas oportunidades que se nos brinda en la actualidad y nos permiten, sobre todo, comprender el significado y la trascendencia de acontecimientos contemporáneos tan relevantes como la filtración de Wikileaks de documentos secretos del poder político estadounidense.


Keane y Rosanvallon nos ofrecen una nueva forma de comprender la realidad actual, de entender que lo que hoy sucede con Wikileaks ancla sus raíces en transformaciones progresivas que se han ido consolidando en las últimas décadas. Sus planteamientos divergen en cuanto al análisis de los orígenes de los cambios actuales pero se convierten en referentes claves para entender mejor a la democracia actual y sobre todo para predecir posibles cambios futuros. Las tesis de Keane son presentadas en su libro The life and death of democracy (Simon & Schuster, London, 2009) y las de Rosanvallon en Counter-democracy. Politics in the age of distrust, (Cambridge University Press, New York, 2008). Un breve análisis del concepto de democracia monitorizada de Keane es realizado en la comunicación “La democracia monitorizada versus la democracia representativa: la nueva galaxia mediática” presentada en el XLVII Congreso de Filosofía Joven. Filosofía y crisis a comienzos del siglo XXI.

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