lunes, 27 de julio de 2015

La aportación de la ética profesional

La primera causa del deterioro de Canal 9 fue sin duda la colonización política, su instrumentalización por parte de los políticos. Ante la pasividad de la opinión pública valenciana y a pesar de las denuncias de una parte de los profesionales, la televisión pública se había convertido en una simple extensión de los gabinetes de prensa de las consejerías y de presidencia. Nadie se fiaba de sus noticias, nadie creía en su objetividad e independencia. Era, mucho antes de su cierre, una institución zombie.
Pero también los profesionales tuvieron su parte de responsabilidad. Cuando llegó el cierre del ente público, asistimos a las movilizaciones de los trabajadores y allí oímos afirmar a uno de los productores de un programa bien conocido: “desde un punto de vista como ciudadano que cree en la televisión pública Tómbola no era adecuado. Pero fue un éxito de audiencia y trajo publicidad”. Otro profesional manifestaba: “cuando trabajé en Tómbola sentí rabia, asco e indignación. Pero estaba satisfecho. Mi plano era bueno”. Sin comentarios.
Como reconocía una periodista de Canal 9: “olvidamos la dignidad, nuestro compromiso social y perdimos toda credibilidad y toda la audiencia. Nuestro final estaba escrito”. Los profesionales saben que va a ser muy difícil recuperar la credibilidad perdida.
Cuando nos preguntamos quién es responsable de este servicio público llamado Radiotelevisión Valenciana, aparecen los políticos y los profesionales. Pero olvidamos a los más importantes: los ciudadanos. ¿Qué podemos hacer para impedir que se repita esta ofensa a la ética y a la democracia que fue Canal 9?

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (18/07/2015)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/aportacion-etica-profesional_944263.html

domingo, 19 de julio de 2015

Servicio público, que no servicio político

Si vamos a tener de nuevo una Radiotelevisión Pública Valenciana, pensemos antes y discutamos entre todos para qué la queremos y cómo vamos a hacerlo. Y no se trata solo, ni básicamente, de una cuestión económica. Si queremos reabrir este --a mi juicio-- necesario servicio público, tenemos que evitar los errores que llevaron a que la antigua Canal 9 sea hoy un mal recuerdo para los valencianos.
De nada sirvieron los valores éticos que recogía la ley de creación de la radiotelevisión pública; de nada afirmar que su papel sería constituir un “soporte preciso e inequívoco de nuestro desarrollo social básico”; de nada comprometerse con facilitar y potenciar la participación de todos los ciudadanos y promover y proteger nuestra lengua propia. Se llegó incluso a crear un Estatuto de Redacción y un Comité de Redacción, encargados de velar por la independencia profesional y editorial. Tampoco sirvió de nada.
Los políticos arrasaron desde el comienzo con estos compromisos públicos y acabaron con toda posibilidad de credibilidad y de confianza en nuestra televisión pública. Una periodista de Canal 9 definía perfectamente la situación en una entrevista: “los socialistas habían cometido graves errores desinformativos, una evidente manipulación de los contenidos, en su selección. Lo que no sabíamos era que esos errores iban a convertirse –con el partido popular en el gobierno- en horrores”.
¿Qué queremos ahora? ¿Más de lo mismo? Si no es así, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo hacer que los políticos se limiten a garantizar este servicio público y dejen de utilizarlo para su provecho?

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (18/07/2015)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/servicio-publico-no-servicio-politico_943285.html

sábado, 11 de julio de 2015

La comisión de ética municipal

Si nos paramos un momento a pensar veremos que las malas prácticas, la corrupción por ejemplo, requieren exclusión y secretismo. Sabemos que un buen gobierno es un gobierno abierto y participativo. Si conseguimos establecer espacios de participación y diálogo dentro de la administración local, espacios donde la sociedad civil pueda integrarse y ayudar a sus representantes en la toma de decisiones, entonces la conducta moral será más fácil. No solo es cuestión de evitar las malas prácticas, es cuestión de normalizar una conducta ética y responsable.
La propuesta es constituir una comisión, consejo, comité, etc., como queramos llamarlo, encargado de velar por el cumplimiento del código ético y de conducta y de proponer medidas para su implementación y desarrollo. Su función es doble: promover y asesorar en aquellos temas relacionados con la aplicación del Código Ético, así como recibir y gestionar las sugerencias y denuncias de irregularidades. Solo es necesario para esta última función crear una línea de comunicación, un apartado en el portal de transparencia, para canalizar las aportaciones ciudadanas.
Que este nuevo espacio de participación sea eficaz y nos ayude en la gestión de la confianza o solo sea un elemento decorativo, depende de su composición y de los criterios utilizados para elegir a sus miembros. Deben ser personas merecedoras de respeto y de incuestionable reputación para la ciudadanía. Debe ser la voz de todos y cuidar de la ética, de los valores y normas de comportamiento, libremente asumidos por el municipio. Quienes lo compongan nada tienen que ver con la representación política, ni con mayorías y minorías.

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (11/07/2015)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/comision-etica-municipal_942322.html

sábado, 4 de julio de 2015

Cómo recuperar la confianza en los políticos

Decíamos estos días que no todos son iguales. Una vez pasadas las elecciones, solo estamos oyendo hablar de cargos y de sueldos. Bien está si las nóminas son públicas y se realiza un esfuerzo por ajustar los salarios. Pero la confianza en los políticos y en su gestión no va a recuperarse hablando solo de lo que va a cobrar cada uno. Aunque ya hemos tenido algunas sorpresas e, incluso, cambios de bando, por unos euros más que menos. Mal comienzo.

El primer paso para generar confianza en la política consiste en pedir a nuestros representantes que se comprometan públicamente con una forma de actuar, de hacer su trabajo, de gestionar lo público. Pedirles que promuevan un código ético y de conducta y que definan bien claro qué pasará si no lo cumplen.

La tarea es sencilla: se trata de plasmar en un papel su compromiso con una actuación ética y responsable, un compromiso que vincule a toda la corporación. Para este fin tenemos modelos y directrices ya elaboradas donde seleccionar un listado de valores. Veremos que los valores morales se repiten una y otra vez: integridad, imparcialidad, ejemplaridad, transparencia, honestidad, etc. Y así debe ser, puesto que lo importante no es el nombre, sino definirlos entre todos y posicionar la actuación municipal a partir de ellos. Elaborar este código, este posicionamiento, no es tarea solo de los políticos, sino que su actuación debe limitarse a organizar y potenciar la participación ciudadana. Una vez definido, debe colocarse a la entrada de cada despacho, en toda dependencia municipal. Es el espejo donde mirarse para saber si lo hacemos bien o mal.

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (04/07/2015)El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/recuperar-confianza-politicos_941329.html